lunes, 21 de mayo de 2012

La serpiente, el mal...


La serpiente Apofis, en la mitología egipcia es un ser monstruoso que suponía la encarnación del Caos, el Desorden, las Tinieblas... En estas ancestrales ideas hemos de buscar, pensamos, el origen de las creencias dualistas que sobre la Luz y las Tinieblas se han ido sucediendo a lo largo de la historia. En ese diario enfrentamiento entre Ra y Apofis podría encontrarse el origen más remoto de las doctrinas que más adelante habrían de elaborar los grupos esenios, gnósticos o cátaros. El propio Evangelio de San Juan, con su oposición entre la Luz y las Tinieblas, habría recogido la esencia de estas ideas dualistas sobre el continuo enfrentamiento entre la Armonía y la amenaza del Caos en nuestro mundo.
Presente como concepto en los Textos de las Pirámides, representa a las fuerzas maléficas y a las tinieblas que habitan en el Más Allá. Es una divinidad negativa.
Apofis era una serpiente indestructible y poderosa a la que había que contener; sin embargo, nunca sería aniquilada sino dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería. Para los antiguos egipcios era necesario que el concepto del mal existiese para que el bien fuera posible.
Según los datos que poseemos, no tenía ojos ni oídos y sólo podía gritar.
Existe cierta relación que vincula a Apofis con Seth, fundamentada por el carácter nefasto de Seth, llevado al terreno del Más Allá.
Los mismos teólogos egipcios interpretaron los eclipses como obras maléficas de Apofis en su lucha en el Más Allá.

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